El sol deambulaba

font-705667_1920El sol deambulaba por el cielo cuando empezó a pensar sobre quién era el sujeto de esta frase. Sin saber muy bien a dónde caminaban las líneas que iban surgiendo, ni si alguien contaría los verbos necesarios para escribir un párrafo lo suficientemente decente como para que merezca la pena dedicarle el tiempo que se necesita para leerlo… o para comprenderlo. Esas son algunas de las incertidumbres del lenguaje y del escritor, pero que suponen insignificantes detalles para el lector. Elementos de unión tácitos sobre semblantes de palabras incomprendidas (que no incomprensibles) sobre los que se intentan dibujar vínculos invisibles. Los incendios de palabras inaudibles que no dejan indiferente a nadie que se auto-perciba mínimamente independiente y que expresan incansables e indomables ideas escritas en clave de una imposible incoherencia. Y, al final, lo único que nos queda es preguntarnos, ¿qué coño está queriendo decir con todo esto?

 

Ángel Sánchez-Rodríguez

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